El arte urbano tiene que ver con la conquista del espacio callejero, la necesidad de apoderarse de un entorno que nos ha sido robado por la publicidad, las grandes marcas y el mobiliario urbano. Las calles han sido tomadas por multinacionales que transmiten sus mensajes regularmente y por medio de automatismos. El grafitero rompe ese círculo vicioso utilizando métodos tan rústicos como el spray y reclama la pertenencia de ese universo de cemento a un colectivo distinto, al que le importa un pito los mensajes emitidos por el gran hermano. Es finalmente un folio en blanco que puede ser usado hasta la extenuación sin repetirse nunca, en perpetua reivindicación. Carlo McCormick, autor de Trespass. Editorial Taschen

"Morir es parte del arte callejero" Vhils

domingo, 14 de abril de 2013

Graffiti en la Calle Conde de Romanones (Madrid)


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